Tu pecho se infla al declarar que tú también has encontrado una nueva pareja, alguien mucho más atractiva en todos los sentidos que ella. La mirada de tu novia se llena de confusión y quizás algo de celos. Tras abandonar el restaurante te lanzas a preparar una cena con tu nueva pareja. Te acercas al supermercado más cercano y compras una botella de loción y un rollo de papel. Una lágrima rueda por tu mejilla.